Este es el testimonio de un paciente que, tras meses de terapia, puede decir que ha alcanzado una mejor versión de sí mismo, una versión que como él mismo explica, “está en construcción”. “Mi nuevo yo”, tal como titula nuestro paciente su experiencia terapéutica, es el ejemplo de que el trabajo y el compromiso con uno mismo y la terapia, traen resultados asombrosos. 

“Hace 7 meses vivía atrapado casi en una depresión, en la que ni yo mismo me reconocía. Fueron momentos muy difíciles, en los que no era consciente de lo que me estaba pasando. Llevaba atrapado en esto muchos años; de pronto todo brotó y no entendía porqué me sentía así.

Todo fue a raíz de la pandemia, cuando empecé a enfrentarme a nuevas situaciones en mi vida. Decidí independizarme, lo que provocó un derrumbe del que no fui consciente. La exigencia que me imponía a mi mismo era brutal, demasiado para mi. Tenía esa necesidad de complacer a todos, olvidándome de mí, sin importar lo que yo pensara, por tal de que conocidos y desconocidos tuvieran buenas palabras sobre mí, buscando ese refuerzo positivo, sin yo ser consciente. Todo eso lo había estado haciendo durante muchísimo tiempo, hasta que mi cuerpo y mi cabeza dijeron “basta”.

«Ahora le pongo nombre, me paro para saber exactamente que me ha provocado llegar a ese estado, tomando conciencia y calmándome antes»

Fue un momento muy duro, por lo que opté por pedir ayuda para comprenderlo y dejarme guiar. Desde entonces, mi nuevo yo está en construcción.

Era una persona con muchas inseguridades, hacia mis capacidades personales y hacia mi cuerpo, inseguridades que fui desarrollando en mi adolescencia y no me paré nunca a analizar. Todavía hoy siguen ahí, pero con la diferencia de que intento afrontarlas y me pongo a prueba para superarlas, haciéndome sentir más cómodo.

En las reuniones sociales, me he considerado una persona muy abierta, con capacidad para tratar cualquier tema, pero antes no daba mi opinión y si la daba era para contentar a la otra persona, al punto de no estar cómodo ni con mis propios amigos, como si no fuera parte de ellos. Hoy en día, aunque a veces me sigue ocurriendo, doy mi verdadera opinión. He aprendido que si no estoy cómodo en un sitio, puedo marcharme y dar las explicaciones si quiero, y no tener que aguantar hasta que todos se marchen, por el qué dirán. Antes vivía como los demás querían que viviera, ya no.

«Tenía esa necesidad de complacer por tal de que conocidos y desconocidos tuvieran buenas palabras sobre mi, buscando ese refuerzo positivo, sin yo ser consciente«

Respecto a mis emociones, antes no podía identificar cómo me sentía y por qué. De pronto, estaba mal, me invadía el desánimo y el no querer hacer cosas, solo quería estar encerrado en casa y pensaba “ya se me pasará”. En cambio, ahora le pongo nombre y me paro para saber exactamente que me ha provocado llegar a ese estado. Y a través de diferentes técnicas, sobre todo de relajación, puedo tomar conciencia y calmarme antes.

El crecimiento personal ha sido brutal y muy rápido en todo este tiempo, pero el camino es largo, sólo estoy en el principio. Es cierto que todavía sigo experimentando cosas del pasado, pero ahora soy consciente, lo que me ayuda a poner remedio. He aprendido a poner límites.

«Antes vivía como los demás querían que viviera, ya no«

Gracias al proceso en Alegra Psicólogos Málaga, Puente Genil y Estepa, valoro más los pequeños detalles que me ofrece la vida y vivo mejor conmigo, me valoro y me tengo mucho más en cuenta.”

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