Comunicar con cariño, es una tarea aparentemente sencilla pero…¿siempre?
En Alegra psicólogos Málaga y Puente Genil hemos publicado en varias ocasiones información sobre la asertividad. Hemos explicado qué era en otros post, y también hemos escrito de forma general algunos de sus beneficios.
Desde la base de esos post que el lector de éste artículo puede encontrar aquí, queremos transmitir de una forma algo más cercana y sencilla, una de las características más fundamentales para que hay una verdadera comunicación asertiva: “el cariño hacia el otro”.
“Lo más difícil es mantener las formas en una conversación cuando estoy alterado”
La comunicación con cariño, basada en un sentimiento de afecto cercano hacia la persona con la que hablamos, facilitará que cualquier comunicación que le hagamos, se acerque a una conversación y no a una discusión.
Debemos tener en cuenta que lo más difícil a la hora de hablar con otra persona es mantener unas buenas formas, sobre todo cuando tengo que decirle que algo de lo que ha hecho o dicho, no me gusta, me daña, o simplemente estoy en desacuerdo.
Todas ellas son situaciones en que pienso que se han vulnerados mis derechos como persona, y mi emoción tenderá a alterarse, complicando que mi comunicación suene adecuadamente, lo que por consiguiente, fomentará también malestar en el otro y me alejará de mi objetivo (que la otra persona me entienda).
«Si al comunicarme, no pierdo de vista el lazo de unión a esa otra persona, conseguiré una comunicación cariñosa»
Si al comunicarme, no pierdo de vista el lazo que me une a esa otra persona, intentaré que mi diálogo no sea desagradable. Llevaré a cabo el comunicar con cariño, en que sea compatible mi queja, mi molestia, mi daño, mi petición, pero también mi esfuerzo por ser afectuoso, cercano, y cuidadoso.
La idea es que el otro perciba que no pretendo atacar. Que solo pretendo comunicar algo que me es necesario. Que lo hago con una comunicación cariñosa. De esa forma, nos sentiremos mejor con nosotros mismos al fomentar un ambiente que se aleja de la confrontación, y con la otra persona, al fomentar en él un mejor estado para recepcionar lo que necesitaba trasmitirle.
