Me siento así por lo que pienso

Me siento así porque lo pienso

Una verdad a la que se enfrentan los clientes de Alegra psicólogos Málaga es que su malestar es consecuencia de sus pensamientos. Es una verdad difícil de admitir al principio, pero cuando avanzan en la terapia, se muestran encantados de abrazar ésta verdad.

Lo cierto es que la mayoría de la gente cree que su novio, su madre, su profesor “los ponen de los nervios”, que las situaciones que viven, sin más vueltas de hoja, les producen determinadas emociones o sentimientos. Pero lo cierto es que ésta no es la secuencia que lleva a cabo nuestra cabeza. El proceso que realmente sigue nuestro pensamiento es el siguiente:

Situación –> Pensamiento –> Emoción

“¿Esto qué quiere decir? ¿Me siento así por lo que pienso?”. En efecto, nunca son las situaciones las que me hacen sentir bien, mal o regular. Es lo que cada uno piensa, cuando vive esa situación, lo que termina provocando una emoción u otra. La interpretación subjetiva que se hace de lo que se está viviendo, de lo que el otro ha dicho, del gesto que ha parecido que el otro ha hecho, de cualquier cosa que en definitiva suceda, cambia y provoca un determinado sentimiento. Repito, mi interpretación subjetiva, mi pensamiento es la que provoca mi emoción, no la situación.

«Mi interpretación subjetiva, mi pensamiento, es lo que provoca mi emoción»

Y para poner un ejemplo exagerado de lo expuesto, vamos a ver una situación de fallecimiento de un familiar. Parece una situación que irremediablemente “provoca una emoción de profunda tristeza”. Si los pensamientos son del tipo “no puedo vivir sin él”, “no me imagino la vida sin ésta persona”, “es horrible que haya muerto”, “Es injusto que se haya ido”, la emoción negativa nos inundará y será muy intensa, incluso dañina. Si pensamos cosas como “era una persona digna de admiración”, “vivió cantidad de experiencias preciosas”, “me alegro tanto de haber pasado los últimos momentos con él…”, “deja un maravilloso legado”, “me acuerdo de la cantidad de cosas increíbles que viví junto a él”. ¿Será la misma emoción que antes, la que sintamos al pensar así?

Nuestro pensamiento puede cambiar toda nuestra realidad. Recuerda, “me siento así por lo que pienso”. Revisa tus pensamientos cuando te sientas mal, y cambia los que te hagan daño.

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