Propósitos de año nuevo o despropósitos

propositos de año nuevo

A priori, no hace daño a nadie marcarse unos objetivos con los que mejorar aquellos aspectos con los que no están contentos. Es una conducta muy extendida en la población. Pero la cosa cambia cuando esos objetivos no son realistas u obedecen a la deseabilidad social. Los propósitos de año nuevo pueden convertirse en despropósitos.

Un ejemplo habitual son aquellas personas que llevan una vida sedentaria, y quieren introducir el deporte en su día a día. Un buen propósito sería empezar a salir a andar 2 veces en semana a buen ritmo. Un despropósito sería apuntarse a una media maratón y pretender empezar a correr ¾ veces en semana un mínimo de 10 km.

«No hace daño a nadie marcarse unos objetivos excepto cuando no son realistas u obedecen a la deseabilidad social»

Otro ejemplo de propósito que se convierte en despropósito son las dietas. En lugar de ir cambiando poco a poco nuestro menú de comidas habitual, e ir introduciendo gradualmente alimentos saludables, radicalizamos nuestra ingesta suprimiendo todo lo que sea no sea hipocalórico, alcanzando grandes niveles de ansiedad.

Si los propósitos van dirigidos a cambios en nuestras características personales, tampoco podemos pretender que alguien impulsivo sea una balsa de aceite en febrero. Que una mujer “despegada” sea extremadamente cariñosa de aquí a San Valentín. O que un hombre despistado controle cada detalle del día sin esfuerzo.

«Tampoco se debe pretender que alguien impulsivo,

sea una balsa de aceite en febrero»

En Alegra psicólogos Málaga y Puente Genil os invitamos a preparar y realizar los propósitos de año nuevo, pero os recomendamos algunos detalles para evitar los despropósitos, siempre recordando nuestro post sobre los objetivos SMART (para verlo, pincha aquí):

  • Objetivos a corto plazo.
  • Se deben poder mantener en el tiempo.
  • Los propósitos no deben ser un fin a conseguir, si no el comienzo de un cambio.
  • Deben estar relacionados con valores que hayamos interiorizado. Creer personalmente que merece la pena ese cambio.
  • Mejor pocos e importantes, que muchos intranscendentes.
  • Escoger alguno con el que además de mejorar uno mismo, sirva también a los demás.
  • No olvidar poner a la salud y al autocrecimiento como vara de medir en la construcción de esos propósitos.

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