Nuestra sociedad está comenzando a vivir a un mal endémico. Lo laboral exige tanto a nuestras vidas que en ese afán de prosperar y crecer en nuestra profesión, o simplemente, por la necesidad de sacar a delante lo que nos exigen, nos entregamos al cansancio y la sensación de no tener ganas de hacer nada.
El ocio puede funcionar como un cargador cuando las pilas están agotadas.
Nos estaremos haciendo un flaco favor, si no entendemos la importancia, la influencia del ocio sobre nuestro estado de ánimo. Resulta un elemento diferenciador el hecho de que mi día a día acabe en positivo. Si se da ésta circunstancia, discutiré menos con aquella persona con la que conviva, dormiré mejor al acostarme con sensación de bienestar, descansaré mejor, me levantaré mejor consiguiendo afrontar mi día de trabajo o estudio con más fuerzas, y provocaré un efecto dominó enmarcado en el buen estado de ánimo predominante.
El ocio puede funcionar como un cargador. Las “pilas” están agotadas en esos finales de día de los que hablamos. Todo invita a poner la mente en off, procurando que todo acabe. Sin embargo, estaríamos dejando de funcionar en un estado de ánimo perjudicial. Y eso repercutiría al día siguiente. Desgraciadamente, es fácil entrar en bucles de días así, provocando rachas de semanas y hasta meses, en que el estado de ánimo termina por entrar en un pozo de cuestionable salida.
Desde Alegra Centro de Psicología, mostramos a nuestros clientes formas de organización compatibles con su trabajo. Demostramos la necesidad, y posteriormente el beneficio, de tener programado un tiempo de ocio razonable.
Todo invita a poner la mente en off, procurando que todo acabe. Sin embargo, estaríamos dejando de funcionar en un estado de ánimo perjudicial. Y eso repercutiría al día siguiente.
Finalmente, el cambio a mejor en las condiciones emocionales, suponen la mejor demostración de que dedicándole un poco de tiempo a nuestras aficiones o a nuestros seres queridos, provocaremos una mejoría general en el resto de áreas.
