Inteligencia emocional resulta ser un concepto, que a día de hoy suena mucho, pero que a decir verdad, pocos conocen con exactitud. De ahí que en muchas ocasiones, no se entienda la verdadera importancia de la inteligencia emocional. En Alegra Psicólogos Málaga sí que se la damos, ya que la consideramos algo fundamental para el avance humano.
Habitualmente siempre se ha entendido a la persona inteligente como aquella con una gran capacidad matemática o aquella que al pasarle un determinado test, puntuaba muy alto en el cociente intelectual (nombrado abreviadamente como CI). Sin embargo, son ya numerosas las investigaciones que dejan en el pasado esa concepción unitaria de la inteligencia entendida como una solo capacidad.
Uno de los últimos premios príncipe de Asturias, Howard Gardner, accedió a dicho galardón por su teoría de las inteligencias múltiples, en la que la alta capacidad para los números (como comentábamos antes) es solo una de tantas importantes. Y en esa nueva concepción de la inteligencia que se mide a través de diferentes capacidades, encontramos precisamente a la inteligencia emocional.
Para Salovey y Mayer (1997), que definieron con un gran acierto dicha inteligencia, hablaban de una habilidad mental. Para ser exactos, su definición fue la siguiente: “la habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud; la habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para comprender emociones y el conocimiento emocional, y la habilidad parar regular las emociones promoviendo un crecimiento emocional e intelectual”.
Por tanto, en la medida en que conseguimos una regulación, una percepción, una expresión, una facilitación y una comprensión de nuestras emociones, estamos siendo inteligentes emocionalmente.
En cualquier caso, para no pecar de teóricos, quizás sea más interesante acudir a una de las historias reales de Malcolm Gladwell y su libro Outliers. En ella se nos da a conocer a la persona más inteligente (que haya sido medida su inteligencia) del siglo XX, Chris Langan y Oppenheimer (con un CI algo menor) inventor de la bomba atómica y precursor del proyecto Manhattan. Ambos se encuentran con un problema en su crecimiento vital. En el caso Langan, su madre se olvida de entregar un formulario para un beca (sin ella no podía accedera ese nivel de estudios por su baja economía) en una de las mejores escuelas del mundo. Y en el caso de Oppenheimer, intentó envenenar a su tutor de laboratorio en la universidad.
Muy poca gente conoce a Cris Lang, porque fue completamente incapaz de salvar ese incidente y conseguir la beca, o presentarse al año siguiente a la misma. Decidió volver a su casa, y dedicarse a la granja familiar. Sin embargo, Oppenheimer, a pesar de enfrentarse a una situación mucho más grave, consiguió convencer a los que le juzgaban para solo tener que asistir a unas sesiones con el psiquiatra. De tal forma que siguió avanzando hasta convertirse en una de las personas más importantes de todos los tiempos.
¿Cuál creéis que es la diferencia entre uno y otro? Muy sencillo. Inteligencia emocional. La capacidad de Oppenheimer para manejar las situaciones a través del discurso, anticiparse a lo que querían oír sus jueces (comprensión emocional), y teniendo claro que unas sesiones de psiquiatría no eran nada comparado con el éxito que podía terminar alcanzando (facilitación emocional) le dieron la posibilidad de convertirse en leyenda. Por su parte, Lang, profundamente ofuscado, le dio la espalda al sistema, se rindió y no pudo desarrollar de la mejor forma sus verdaderas capacidades.
En Alegra psicólogos Málaga entendemos la importancia de la inteligencia emocional como la más necesaria. Con ella podemos alcanzar nuestras mayores cotas. Sin ella, tan solo estamos abocados al fracaso.