La mayoría de personas están acostumbradas a intentar sacar sus problemas adelante, como pueden o como saben. La impresión general es que, igualmente, en circunstancias normales, suelen conseguirlo. Pero lo cierto, es que en infinidad de ocasiones, la resolución de los conflictos puede definirse, en el mejor de casos, como «relativa».
Existen todo tipo de problemáticas que requieren de una recuperación compleja, específica, nada fácil. El duelo es una de ellas. Los lectores seguramente entienden que el duelo se define por la pérdida, por el fallecimiento de un ser querido. La más natural es la muerte de un padre o una madre. Sin embargo, un duelo no es algo tan restringido. La verdadera definición comprende como duelo todas aquellas situaciones en que la personas pierde alguien fundamental en el funcionamiento diario de su vida.
Ejemplos de duelo pueden ser los fallecimientos de un familiar, como hemos comentado ya, una ruptura de pareja, o un/una mejor amigo/a que deja de estar cerca por motivos estudiantiles o laborales (porque se vaya al extranjero, mismamente), una mascota, e incluso, en algunos casos, según la persona, algo material.
El duelo puede producirse por la pérdida de un ser querido
o, incluso, un objeto querido.
En todos los casos, procesar adecuadamente la pérdida puede suponer la diferencia entre una reincorporación sana a la nueva vida sin el elemento perdido, o un recuerdo traumático que puede definir muchas futuras decisiones, y hasta la forma de actuar.
Resulta muy interesante saber reconocer los síntomas cuando éstos se prolongan en el tiempo. Principalmente afectan al estado de ánimo, y las personas suelen encontrarse muy decaídos, con la creencia de que la vida deja de tener color, deja de ser interesante, no merece la pena esforzarse, y ya no encuentran placer en lo que habitualmente lo tenía. En Alegra Psicólogos Málaga y Puente Genil animamos a no dejar que la cosa vaya a más. Una rápida intervención que enseñe los síntomas, las fases del duelo, y cual va a ser la evolución natural de las mismas, junto con algunas herramientas, supondrán la diferencia de hacer un buen duelo.
El estado de tristeza y anhedonia tras la pérdida
es normal e incluso necesario.
Dejarse ir, esperando simplemente que el sentimiento doloroso pase sin procesarlo activamente, conllevará diversos problemas futuros. Nuestra recomendación es que si se dan algunas de las pérdidas comentadas, lo ideal será llevar a cabo un adecuado procesamiento de la pérdida y una esperanzadora preparación de la nueva vida que comienza.