Ya tenemos para vosotros otra de esas historias de cambio personal tan bonitas que se producen en Alegra Psicólogos Málaga y Puente Genil. Esperamos que te guste pero, sobre todo, que si te encuentras en una situación parecida, te pueda servir este relato:
«Cuando tomé la decisión de acudir a terapia, me encontraba en el más profundo de los abismos. Sentía que deambulaba por la vida sin rumbo, y que mi sufrimiento crecía y construía una cárcel de la que me daba miedo salir.
Hoy, llevo un año de terapia, y puedo decir sin miedo a equivocarme que me está salvando la vida. Son muchos los temas que he trabajado (y que quedan por trabajar) pero sin duda todos ellos me han brindado herramientas y enfoques que me han llevado de vivir en automático a vivir eligiendo, por lo que formarán parte de mis recursos para siempre.
Sentía que deambulaba por la vida sin rumbo
En un primer instante, abordamos ciertas obsesiones que trastornaban profundamente mi rutina. Para mí era impensable salir sin volver a los pocos minutos a revisar el coche, la puerta de casa, la estufa… Hicimos un trabajo en el que pude exponerme a los terribles pensamientos que me asaltaban sin obedecerlos, y así ser un poco más libre del miedo.
Más adelante, empezamos a trabajar en mis relaciones sociales. La asertividad me brindó la capacidad de decir aquellas palabras que nunca me atrevía, pudiendo tener así relaciones mucho más sanas en las que podía expresar mis límites.
Más tarde, tocó tomar ciertas decisiones sobre lo que quería hacer con mi vida. Aquí hubo de nuevo que encarar ciertos pensamientos de los que tendía a huir, pero esta vez me sentía acompañado y capaz de hacerles frente, para de esa forma pasar de vivir en automático a vivir eligiendo. Aunque esta es una esfera que se sigue actualizando, al menos ahora me siento capaz de elegir un rumbo y esforzarme por ello.
Hicimos un trabajo en el que pude exponerme y así ser un poco más libre del miedo
Durante todo este proceso, trabajamos paralelamente mi autoestima y mi forma de pensar. Para ello hicimos multitud de ejercicios y “pruebas” a modo de deberes fuera de consulta. Aunque es uno de los puntos que seguimos trabajando en la actualidad, es uno en los que siento que más he avanzado.
Siento que mi camino no ha terminado, pero al mismo tiempo puedo decir que no soy ni de lejos la misma persona que entro a consulta por primera vez. Esta carta apenas puede llegar a dibujar la gratitud que siento, pero al menos será un buen testimonio de la misma».