Desde Alegra Psicólogos Málaga, Puente Genil y Estepa nos sentimos muy felices de poder acompañar a pacientes en procesos tan transformadores y nos encanta poder compartirlo con vosotros. Este es el relato de una de nuestras pacientes y su experiencia a través de su autodescubrimiento.
«Comencé mi proceso psicológico aferrada a un pasado que no me dejaba avanzar ni verme como me veo ahora. No podía salir de los recuerdos de una niñez complicada, de las exigencias y críticas de mi padre y de la sensación de no haber podido hacer nada por mí a lo largo de mi vida.
Pero a medida que he entendido mi historia y la raíz de quien era, todo ha cobrado un nuevo sentido.
Ahora sé que ponía demasiadas expectativas en los demás y mi felicidad dependía de lo externo, olvidándome de mi. Que la frustración que sentía con mis relaciones personales era causa de buscar atención, cariño o validación, algo que no era capaz de darme a mí misma.
A medida que he entendido mi historia todo ha cobrado un nuevo sentido
Aprendí el significado de atender mis necesidades en lugar de esperar a que otros lo hicieran, poniéndome en valor y demostrándome que también tengo derecho a mirar por mi. Primero estoy yo. Ahora sé que el amor parte principalmente de uno mismo y no tengo reparos en cuidarme y escucharme cuando lo necesito. Actualmente sé felicitarme por lo que consigo y me encanta la persona que veo al mirarme al espejo.
Comprendí que decir “no” no es tan terrorífico como parece. Te ayuda a no traspasar tus propios intereses y a no dejar que otros lo hagan, pues a veces permitimos demasiado por miedo a unas consecuencias irreales.
También entendí cómo funcionan mis emociones, tanto las agradables como las desagradables. Tanto es así que, ahora cuando alguien intenta invalidar mi dolor, dejo claro que mis sentimientos son importantes.
Ahora sé que el amor parte principalmente de uno mismo
Y, sobre todo, me siento orgullosa de haber sido capaz de enfrentarme a mi padre, expresar emociones que llevaba guardadas mucho tiempo y desprenderme de la culpa que sentía por decidir no tener una relación con él. Ha sido una decisión difícil, pero totalmente liberadora. Afrontar siempre es la mejor decisión.
Gracias a la terapia y a mis pasos me he dado cuenta de que soy fuerte, que vuelvo a ser quien era, y que soy capaz de hacer lo que me proponga. Ya sé que el pasado no me impide avanzar y que muchas de las cosas que sucedan dependen de cómo trate a mis emociones y a mi misma.
Soy feliz porque ya no dependo de los demás.
Primero estoy yo.
Ahora soy más libre que nunca.»