Caso de éxito: No fue una película, me pasó a mí

Os traemos desde Alegra Psicólogos Málaga, Puente Genil y Estepa un nuevo testimonio de una de nuestras pacientes tan especiales y guerreras. Esperamos que os sea útil leer sus vivencias, sentimientos y acciones. Que os empodere a dar el paso de comenzar un proceso terapéutico si lo necesitáis o ser valientes para realizar ese cambio que os acerque al bienestar.

“Mi psicóloga me dijo que para afrontar el pasado debía liberarme de él, afrontarlo, hacerlo mío, ser consciente de que lo que viví, lo viví yo y no contarlo como si fuera una película, porque me pasó a mí. Fue mi primera pareja y ahora sé que siempre se idealizan estas cosas cuando no eres mentalmente madura. Nos conocimos en enero de 2017, yo tenía 17 años y él tenía 25.

Como era de esperar los primeros meses fueron idílicos. Son los meses decisivos a la hora de comenzar una relación, porque ahí sabes si esa persona te gusta lo suficiente como para encaminarte en algo serio con ella. Durante este tiempo él hizo el papel de su vida. Era perfecto. Yo estaba en una nube. Me acuerdo que pensaba en cómo una persona como él se había fijado en mí. Era atento, tenía responsabilidad afectiva, era tolerante, se hizo amigo de mis amigas y hasta a mis amigas les daba buenas sensaciones. Entonces me dejé llevar, ahí empezó la etapa de cegamiento.

«Me hizo sentir tan sola que no podía perder a la única persona que me quedaba»

Todo empezó a torcerse a los 5 meses de relación para su entendimiento, yo ya le pertenencía, y eso significaba comenzar a darse a ver como realmente es. Poco a poco comenzó a manipularme hasta tal punto que me daba miedo exponerme tal y cómo era por tal de no perderlo.

Esta persona me hizo saber lo que era obsesionarse con algo y yo estaba obsesionada con no perderlo. Pocos meses después, comenzaron las faltas de respeto hacia mi físico. El me hacía entender que yo debería de estar agradecida de que una persona como él estuviera con alguien como yo, porque había muchas más mujeres que querrían estar con él, mucho más guapas. Quizás de ahí venga mi TCA a día de hoy, porque una persona se dedicó a desprestigiarme y a infravalorarme hasta tal punto que me lo acabé creyendo y aún después de esa relación he seguido martirizándome con eso.

Recuerdo que una vez me comentó que quería engordarme para que ningún hombre se fijara en mí. También me comentaba que yo estaba mejor sin pintar, que parecía que quería llamar la atención de otros tíos. Después comenzó también a atacar a mis amigas, porque mis amigas intentaban abrirme los ojos. Ellas se enteraban de que él quedaba con otras mujeres y me lo contaban, yo se lo contaba a él, él le daba la vuelta a la tortilla, “por dios qué malas son tus amigas, ¿no ves que solo tienen envidia de lo que tenemos? No les vayas a hacer caso, solo quieren hacerte daño. No les importas, mejor que estés sola y conmigo que soy el único que te trata bien” 

«Soy a la única persona a la que le debo un perdón por vivir aquello y por todo lo que me he hecho»

Estaba todo el día enfrentada con mi familia, no soportaba nada de lo que me dijeran, no valoraba nada de lo que hacían. ¿Por qué? Porque también se encargó de meterme en la cabeza de que yo no era importante para mi familia.

A todo esto hay que sumarle a que yo perdí por completo el bienestar, mi estado era frustración, ira continua con todo el mundo, ansiedad, cansancio. Estaba tan machacada mentalmente que solo me dejaba llevar por lo que él me decía.  No sé si os dais cuenta, pero él estaba consiguiendo que solo me viera apoyada por él, me hizo sentir tan sola, que pensaba que solo me quedaba él, entonces yo no podía perder a la única persona que me quedaba

No fui consciente de lo que estaba viviendo hasta que, en ese mismo año, de casualidad fui a una charla de violencia de género. Me dio tanto miedo al verme identificada que dije, sal de ahí. Quizás fue el toquecito que me hacía falta para salir de ahí. Yo estaba viviendo en un pozo sin fondo del que no iba a poder salir como siguiera con él. 

Con el tiempo lo superé tanto a él, como a la relación. A día de hoy, con ayuda de mi psicóloga, me he dado cuenta de que lo que aún no he superado han sido las consecuencias de esa relación, porque no lo asumía como mi historia. No se la he contado a nadie, la llevaba conmigo y me avergonzaba de ella. Una vez más estaba poniendo por encima de mi a alguien que estaba muy por debajo. Me dijo que debía perdonarme a mi misma, y por eso he escrito todo esto, porque soy a la única persona a la que le debo un perdón por vivir aquello y por todo lo que me he hecho. No fue una película, me pasó a mí.

«Me ha llevado mucho tiempo no sentirme mal por exponer mi personalidad tal y como es»

Tampoco sabía que estaba tan mal hasta que empecé a ir al psicólogo, ahí fue cuando empecé a ver qué esta relación me dejó más heridas de las que yo creía. 

Por ejemplo, mi TCA, el hecho de que cuando salí de la relación, me obsesioné con la adrenalina, con el alcohol, con beber y vivir experiencias que me hicieran olvidar, después me obsesioné con pasar tiempo a solas, después vino la pandemia, y me obsesioné con el deporte. Y ahí empecé a ser consciente de que yo estaba mal psicológicamente. 

Me ha llevado mucho tiempo no sentirme mal por exponer mi personalidad tal y como es. Ahora estoy aprendiendo a lidiar con todo esto, un trabajo de aceptación de mi misma a nivel físico y psicológico que avanza paso a paso venciendo mis miedos uno a uno.

Por fin puedo contar mi historia sin miedo, aceptando que no fue una película, me pasó a mí. Puedo hablar de mi TCA y de cómo lo estoy superando, sin vergüenza. Ya no hay síntomas en mi vida y siento que estoy en otra página vital”.

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