Los casos de éxito expresados por nuestros clientes, son la mayor de las satisfacciones que podemos sentir en Alegra psicólogos Málaga y Puente Genil. Por ello, es todo un placer para nosotros, acercaros las experiencias y vivencias que muchas personas tienen en nuestros centros.
En esta ocasión, presentamos el relato de una chica que decidió iniciar su evolución a una personas mas completa. Esperamos que al leerlo te pueda ayudar a dar el paso de asistir a terapia.
“Si hace un año me preguntan si la gente puede cambiar, hubiese respondido con un rotundo no, que cada uno es como es, y que si lo parece es solo eso, apariencia. Hoy sé que es posible, pero que requiere esfuerzo, como todas las cosas que merecen la pena.
He aprendido a rodearme de personas que aporten algo a mi vida y eso se refleja en mi vida diaria. He comprendido que la actividad física desde la perspectiva del autocuidado es esencial en la vida de cualquier persona. He aprendido que me tengo que cuidar a mí para poder ayudar a los demás, y que no es posible dar lo mejor de uno mismo sin darse prioridad. Creo que, aunque todavía trabajo en ello y es un trabajo de fondo, me quiero más, me cuido más tanto física como mentalmente y soy más consciente de mis virtudes y también trabajo en mis aspectos por mejorar.
«Si hace un año me preguntan si la gente puede cambiar, hubiese respondido con un rotundo no»
He aprendido a comunicarme de una manera más eficaz y sana para mí, y estoy dando tiempo a las personas de mi entorno para que acepten e interioricen este cambio. También he cambiado la imagen que tenía sobre mí misma; antes se basaba en lo malo que los demás pensaban de mí, y ahora intento que solo se base en lo que pienso yo sobre mí misma. Evidentemente, tengo que seguir trabajando en ello, siempre se puede mejorar, pero voy bien encaminada.
También estoy aprendiendo a superar miedos y he comprendido que nadie nace sabiendo, y que cada persona aprende a su ritmo. Esto supone aceptar que las cosas no salen a la primera, y que a la tercera no tiene por qué venir la vencida. También me supone aceptar que no siempre estoy preparada para afrontar un problema, y eso no significa que yo valga menos o sea peor.
Sigo trabajando en darme un tiempo de reflexión cuando me enfado o me altero, de manera que mi comunicación no sea agresiva y que pueda identificar mis distorsiones, intentar corregirlas y relativizar. Esto también me ha ayudado a ser paciente con las personas y también con las situaciones, a entender que cada uno tiene su ritmo de asimilación pero que no pueden detener el mío, y que no puedo predecir el futuro ni acelerar o ralentizar el tiempo.
Otra lección que me llevo de este año es que en mi proceso de cambio la persona más importante soy yo, que mis cambios los tengo que ver yo y no es, ni debe ser suficiente que los demás lo vean y me feliciten por ello.
«En mi proceso de cambio, la persona más importante soy»
Para mí los cambios no han sido de la noche a la mañana, y de hecho muchas veces me doy cuenta de ellos cuando vivo situaciones que a la X de hace un año la hubiesen sobrepasado y ahora, aunque las siento, las puedo manejar desde una perspectiva más sana y consciente. Esa es otra de las cosas que he aprendido, estar bien con uno mismo no significa no sufrir, ni salir airoso y manejar todas las situaciones que vayan surgiendo, si no saber que sentir dolor es parte de cualquier proceso y es necesario para avanzar.
Ahora mismo estoy viviendo una situación complicada y estoy muy sorprendida y orgullosa de mí misma por cómo lo estoy llevando. Así es como yo he visto que todo el trabajo de este año ha dado sus frutos y eso me encanta. Por eso creo que este era el momento de escribir esta carta. Sé que seguiré mejorando siempre que yo sea mi prioridad, que voy a seguir cambiando, pero seguiré siendo yo, solo que cada vez una versión mejor que la anterior”.