En la madrugada del sábado 28 al domingo 29 de octubre, a las 3:00 horas serán, las 2:00. ¡No se olviden de cambiar el reloj!
En España, como en otros 69 países más del mundo, se realizan dos cambios horarios a lo largo del año con el fin de provocar un ahorro energético, por cierto, aún por demostrar. Las empresas eléctricas manifiestan que esta variación horaria disminuye un 5% el consumo de energía en los hogares, aprovechando en mejor medida las horas de luz natural.
Este cambio en nuestros relojes también provoca otro tipo de alteraciones a nivel psicológico y fisiológico no tan agradables como el ahorro energético. Los efectos de estas variaciones horarias son muy similares, o al menos, comparables, a los provocados por el famoso Jet-Lag, producido al viajar a través de los husos horarios. Según el cambio, ya sea en primavera o en otoño, perdemos o ganamos una hora respectivamente, por lo que esos efectos pueden ser más intensos en una fecha que en otra. Aun así, es cierto que esta adaptación al nuevo horario se realiza, normalmente, con rapidez (5-7 días).
¿Qué efectos provocan los cambios horarios en nuestros organismos?
Queda patente que los humanos llevamos peor el cambio primavera-verano que el de otoño-invierno, ya que perdemos una hora en nuestra noche de sueño, al que nos cuesta adaptarnos. Sin embargo, lo contrarrestamos con más horas de luz solar directa en nuestro cuerpo, lo que hace que la adaptación sea más efectiva.
En el cambio de otoño, sin embargo, y a pesar de ganar una hora de sueño, el proceso de adaptación a la nueva situación, es más duradera. Es cierto, que las horas de luz y oscuridad, que regulan nuestros ciclos circadianos, son las mismas un día antes de cambiar la hora y un día después. El problema es que nos las han cambiado de lugar en nuestra jornada, por lo que nuestro ciclo se estresa.
Los efectos más comunes de cualquier cambio de horario pueden ser: cambios en nuestro ciclo de sueño-vigilia, provocado por una alteración de melatonina, directamente conectada con el tiempo de luz solar que nuestro cuerpo recibe directamente. Esto hace que tengamos problemas para dormir. Inquietud motora, desorientación, perturbaciones en humor, alteraciones del estado de ánimo al bajar los niveles de liberación de serotonina, falta de energía o cansancio, irritabilidad, aturdimiento, dificultades de concentración.
Las personas que más pueden verse afectados por este tipo de cambios, debido a la necesaria regulación rutinaria de los ciclos circadianos son los niños y los ancianos, así como cualquier humano con problemas de sueño.
Algunos consejos para llevarlo mejor:
- Dos o tres días antes del cambio horario de otoño, acostarnos un poco más tarde, de modo que el tiempo que llevemos sin luz natural sea parecido al que tengamos cuando se cambie la hora. También podemos retrasar media hora nuestro horario de comidas, por el mismo motivo.
- Una vez, producido el cambio:
- Realizar ejercicio físico.
- Exponernos a la luz solar en los momentos del día que sea posible.
- Mantener los mismos hábitos de sueño, comidas, trabajo,… Los ritmos circadianos se adaptan mejor con una rutina.
- El uso de una buena rutina de sueño y evitar bebidas estimulantes favorecerán una mejor adaptación a las nuevas franjas horarias. Alegra, Centro de Psicología
En el caso de que su malestar tras estos cambios horarios persistiera de forma intensa transcurridos 10 días, puede ponerse en contacto con Alegra psicólogos Málaga y Puente Genil dónde un profesional de la psicología e totalmente cualificado podrá ayudarle a solucionar su problema.