En Alegra psicólogos Málaga encontramos un problema común a la mayoría de problemas y en las diferentes generaciones. La anticipación. La acción mental de anticipar hechos o sucesos futuros se da con una frecuencia desproporcionada.
Hay una explicación muy lógica en nuestra biología. Nuestro cerebro, a través de la evolución se ha ido acostumbrando a ahorrar el máximo de energía para poder tener reservas, y de esa forma, poder hacer frente a un problema novedoso que se presente en nuestras vidas. Dentro de ese ahorro, una de las actividades con las que se consigue es anticipando lo que va a suceder basándonos en lo que ya nos ha sucedido en el pasado, en esas mismas circunstancias. De lo contrario, tendríamos que plantearnos todo tipo de escenarios posibles.
En principio, nos podríamos hacer la pregunta, según lo explicado, ¿Mi vida mejora si no anticipo?. Realmente sí. Aunque nos saltemos el ahorro mental. Mi vida mejora si no anticipo, porque los perjuicios de anticipar desembocan en dos trampas mentales fundamentalmente. La primera es el efecto de profecía autocumplida. Si pensamos que algo va a suceder de una forma, automáticamente, nuestra conducta se dirige a que eso termine sucediendo. Por otra parte, caemos en el error del adivino. Esto significa que damos por seguro que va a suceder algo, cuando es imposible saberlo. Si éste último efecto lo unimos a un bajo estado de ánimo o elevado nivel de estrés, la mayoría de anticipaciones van a ser de tipo negativo y dañino.
Si una anticipación la unimos a un estado de ánimo bajo, el resultado va a ser terminar anticipando algo catastrófico que me daña pensarlo en el presente
Por tanto, debemos centrarnos en el presente, y si es absolutamente necesario anticipar una situación futura, hacerlo para establecer cuáles podrían ser las soluciones a un posible problema, no anticipando simplemente lo malo que va a ser eso que me va a pasar.