Érase sé una vez una persona adulta, con una vida totalmente normalizada, su trabajo, su familia, un círculo de amig@s sano, muy deportista, una alimentación cuidada,… una persona con un alto nivel de satisfacción en su vida. De repente, un día, estando en el cine, comienza a sentirse rara, mas agitada, taquicardia, le sudan las manos mas de lo habitual, la respiración alterada,… de forma que decide irse de la sala, ya que solo tiene ganas de llegar a casa y volver a la tranquilidad.
Pasados unos días, comprando en el súper con su pareja, comienza a tener síntomas muy similares a los anteriormente descritos, de forma que se va al coche y la espera allí intentando rebajar las palpitaciones y la frecuencia respiratoria. Esta misma situación comienza a repetirse en numerosas ocasiones y en diferentes lugares. Al cabo de unos meses, se da cuenta de que su vida se ha limitado en exceso. Ha dejado de lado su círculo social, ha dejado su trabajo, no sale a la calle lo mas mínimo, come mal y rápido, el sueño se ha visto alterado,… su satisfacción con su día a día ha disminuido hasta considerarse un “miedo con patas”. Aún así decide no hacer nada diferente a lo que hacía hasta ese momento, por temor a encontrarse peor.
«Mi vida se ha convertido en un infierno, no quiero salir de casa»
Pasadas unas semanas comienza a encontrarse mal en casa: náuseas, mareos, visión nublosa, temblores,… todos ellos añadidos a los síntomas que antes reflejaba en otras situaciones. Su zona de confort se ha hecho tan pequeña, que no está cómoda prácticamente en ningún lugar: ni en casa, ni en el trabajo, ni en la calle,… da igual sola o acompañada. Es una tensión, un nerviosismo continuo. En sus propias palabras: “mi vida es un infierno”.
Toda esta historia es mas habitual de lo que pueda parecer en nuestra sociedad de hoy en día. Este conjunto de síntomas es lo que se denomina “Agorafobia”, el cual, según DSM-IV, se define como: “Miedo o ansiedad intensa acerca de dos (o mas) de las cinco situaciones siguientes: 1. Uso del transporte público; 2. Estar en espacios abiertos; 3. Estar en sitios cerrados; 4. Hacer cola o estar en medio de una multitud; 5. Estar fuera de casa solo”.
«La agorafobia es muy limitante, pero existe la luz al final del túnel»
Afortunadamente, este tipo de circunstancias, tienen un buen pronóstico si el paciente se pone en manos de un profesional con el tiempo suficiente. Desde Alegra psicólogos Málaga y Puente Genil, os animamos a que pongáis vuestra salud en el primer escalón de prioridades, ya que sin ella, el resto…no funciona.
Si os veis reflejados en esta pequeña historia no dudes en ponerse en las mejores manos para tratar problemas de ansiedad como este. Ponte en contacto con nosotros en el 951 40 52 66 o en info@alegrapsicologia.com. Te ayudaremos la forma mas eficaz.