Desde Alegra Psicólogos Málaga, Puente Genil y Estepa trabajamos muy a menudo en las relaciones personales de nuestros pacientes, porque independientemente del motivo de su consulta, esas relaciones siempre forman parte del contexto, el cual, puede ser tan importante para resolver el problema como el propio motivo.
«Las relaciones siempre forman parte del contexto, el cual, puede ser tan importante para resolver el problema como el propio motivo»
Es ahí donde queremos mostrarte un término fundamental para crecer en la salud de esas relaciones, puesto que si no lo conoces, no lo podrás practicar ni pedir a la otra persona, lo que desembocará más tarde o más temprano en discusiones verbales. Ese termino es la responsabilidad afectiva.
Cuando hablamos de responsabilidad afectiva, hacemos referencia a que lo que decimos y hacemos (o lo que no decimos y no hacemos) tiene un impacto emocional en los demás. En una relación de pareja, tener responsabilidad afectiva correspondería por ejemplo a respetar las necesidades y emociones propias, respetando también las de la otra persona, tanto lo que hacemos como lo que decimos.
«Si hay una mínima intención de generar cierta intimidad en esa relación debes trabajar que haya responsabilidad afectiva»
La responsabilidad afectiva podemos practicarla en todo tipo de relaciones personales como las de pareja, de amistad o familiares. Si hay una mínima intención de generar cierta intimidad en esa relación debes trabajar para que haya responsabilidad afectiva.
Como sabes por nuestros post, en Alegra Psicólogos Málaga, Puente Genil y Estepa, nos gusta darte detalles para no quedarnos solo en un enfoque teórico. Por ello, a continuación, vamos a ver ejemplos de responsabilidad afectiva tanto cuando la hay, como cuando no se corresponde con responsabilidad afectiva.
Lo que sí es responsabilidad afectiva:
- Hablar sobre los propios sentimientos, respetando lo que sienten los demás.
- Practicar la asertividad y la empatía.
- Dejar claras las expectativas e intereses sobre la relación.
- Trabajar en adquirir una buena comunicación.
- Hablar de lo que nos molesta.
- Negociar límites en la relación y respetarlos.
- Llegar a acuerdos sabiendo que estos pueden ser modificados según vayamos avanzando dentro de la relación.
- Cuidarse mutuamente.
- Entender que nuestras acciones tienen impacto en la otra persona.
- Validar las emociones de la otra persona.
Lo que no es responsabilidad afectiva:
- Hacerse cargo de las emociones de la otra persona. Aunque no pasa nada si a veces nos preocupamos más por la otra persona, que la balanza se incline más para un lado sistemáticamente no es sano porque tendríamos que vivir por y para la otra persona, creando una relación asimétrica.
- Ocultar información importante sobre nuestros sentimientos a la otra persona.
- Invalidar las emociones de la otra persona.
- No respetar los límites negociados o no entender que las personas puedan cambiar de opinión con el tiempo y la evolución de la relación.
- Llevar a cabo comportamientos que puedan ilusionar a la otra persona cuando no se tiene el interés de implicarse en la relación.
- Culpar a la otra persona de lo que se siente.
- Pretender que, sin comunicación, se adivinen emociones, sentimientos o pensamientos.
- Hacer ghosting. Ejemplo: «Había quedado con él el finde, pero, como no somos nada, paso, no le aviso».