En Alegra psicólogos Málaga y Puente Genil queremos comenzar éste post lanzando una pregunta a vosotros, los lectores. ¿Estáis seguros de que todo lo que nombráis como obligaciones, realmente lo sean?
Lo preguntamos porque habitualmente en nuestro lenguaje, utilizamos expresiones, verbos, frases hechas e incluso refranes que aportan a una determinada acción, una connotación de obligatoriedad. El problema no es la obligación en sí. Lo complicado llega cuando no somos capaces de cumplir la obligación que nos hemos impuesto. Ahí justamente, pasamos a un estado emocional negativo, que se puede expresar a través de la frustración, la rabia, la ira, la tristeza, etc.
¿Estáis seguros de que todo lo que nombráis
como obligaciones, realmente lo sean?
Queremos poneros ejemplos concretos de formas del lenguaje que nos añaden un plus innecesario de obligación. Por ejemplo: “Debería acabar la carrera éste año”, “tengo que llevarme bien con la mayoría de personas”, “debería mejorar en mi empresa”, “tengo que hacer todo de la mejor forma posible”, “no debería fallar en esto u aquello”. Como veis, lo que predomina son los DEBERÍA y los TENGO QUE. Estas dos expresiones tan comunes en nuestra lengua proporcionan un sentido de obligación a las situaciones que en muchas ocasiones no se corresponden con la realidad, o que en algunos casos, ni si quiera conviene verlas desde esa perspectiva.
La mayoría de situaciones que hemos comentado son más bien cuestiones que desearíamos, pero que no necesariamente tienen que suceder. La diferencia es que cuando pensamos que algo es deseable, estamos abiertos a que a veces se consigue y a veces no. Por lo que cuando no se da la situación como deseábamos, no tenemos esos sentimientos negativos que hemos comentado con anterioridad.
Los “debería y los tengo que” proporcionan un sentido de obligación a las situaciones que en muchas ocasiones no se corresponden con la realidad
En conclusión, cuando cambias tus obligaciones por deseos, es decir, los “debería” y “tengo que” por “desearía, me convendría, me gustaría, estaría bien…”, conseguiremos evitar muchas emociones negativas, y enfocaremos la tarea deseada desde un punto de vista de deseo, en lugar de desde un punto de vista de obligación, consiguiendo buenos resultados de forma más habitual.