En cada ocasión que desde Alegra, Centro de Psicología tenemos la oportunidad de impartir una escuela de padres o un taller sobre cómo podemos educar a nuestros hijos planteamos la misma pregunta: ¿Cuál es la principal diferencia que se ve entre la educación de hace unos años y la educación que se da en nuestro día a día? La respuesta suele ser muy similar: “antes, dar un tortazo a tu hijo (e incluso el profesor al alumno) era mano de santo. Ahora, por eso mismo, te pueden denunciar. Así no se puede”.
Evidentemente, esa es una diferencia, que muchos padres toman algo muy restrictivos para ellos, ya que no tienen esa arma para “educar”. Desde nuestro centro, vemos que hay un cambio mucho más grande y profundo entre ambos tiempos. ¿En qué estamos educando? Hace unos años, nuestros padres y abuelos, dentro de lo autoritario que era el modelo, se educaba para enseñar valores a sus hijos: responsabilidad, respeto, esfuerzo, constancia,… ¿nos suenan? A día de hoy, mientras nuestro hijo saque buenas notas y cuando esté en casa, no haga mucho jaleo…nos conformamos.
Realmente, desde Alegra, Centro de Psicología creemos que nos estamos equivocando. Debemos volver a antiguos hábitos en cuanto a que los hijos pueden realizar tareas y actividades que les ayuden a crecer como personas autosuficientes y aprendan que para conseguir un objetivo es necesario un esfuerzo previo. Por esto, hoy os enseñamos cómo podemos enseñar valores en casa como el esfuerzo. Dinámicas muy sencillas del día a día pueden ayudarnos a conseguirlo:
– Explicarles a los niños qué es el esfuerzo y por qué es importante esforzarse. Debemos enseñarles que todo esfuerzo tiene su recompensa, independientemente del objetivo propuesto. Si nos esforzamos, lo conseguiremos.
– Debemos propiciar situaciones en las que deben esforzarse para llegar a un objetivo. Aquí es muy importante jugar con reforzadores, que hagan que se motive para volver a realizar la actividad o tarea. Siempre reforzando el esfuerzo, sin fijarnos en el resultado posterior.
– Es muy importante que enseñemos a nuestros hijos las dos cara de la moneda de la vida, con esfuerzo podemos conseguir lo que nos propongamos. Pensando que ya nos llegarán las oportunidades y que estando quietecitos llegaremos lejos,… será difícil de conseguir los objetivos que nos marquemos. En definitiva, no debemos sobreprotegerlos.
– ES MUY IMPORTANTE: tenemos que dar ejemplo. Somos su mayor punto de referencia. Estamos enseñando a nuestros hijos a que se esfuercen. ¿Qué mejor forma de demostrárselo que predicando con el ejemplo? Qué nos vean esforzándonos por conseguir el éxito en una de nuestras propuestas es la mejor forma de que se animen a hacerlo ellos.
Terminamos planteándoos una pregunta: ¿Qué queremos para nuestros hijos? ¿Qué estén calladitos o que sepan desenvolverse en la vida? Enseñar valores a sus hijos es la mejor forma de responderla.