El peligro de los mitos del cannabis en la adolescencia

El peligro de fumar marihuana

En este artículo se responden algunas cuestiones que surgen a raíz de la necesidad de información que existe si queremos llevar a cabo una buena concienciación de los jóvenes (y adultos) de nuestra sociedad.

¿Cuál es la percepción social sobre el consumo de cannabis en adolescentes?

Actualmente, el cannabis es la droga ilegal más consumida en el mundo, especialmente entre adolescentes y jóvenes, siendo la edad de inicio cada vez más temprana. Desgraciadamente su consumo no genera, aparentemente, preocupación social, aunque las investigaciones ponen cada vez más de manifiesto que acarrea muy diversos e importantes problemas psíquicos, especialmente cuando se dan las circunstancias de edad de inicio temprana, policonsumo (varias drogas), abuso, etc.

Los propios jóvenes perciben las consecuencias negativas del consumo de cannabis: pérdidas de memoria, dificultades para trabajar o estudiar, tristeza, ganas de no hacer nada, y faltas a clase. Pero normalmente, colocan el origen de éstos síntomas en cuestiones diferentes del propio consumo de la droga. Incluso en aquellos casos en los que aceptan que es la sustancia la culpable del problema, asumen lo que entienden que es un “pequeño costo” a cambio de lo que sienten con su consumo. No obstante, están verdaderamente alejados del costo real que supone el cannabis a sus consumidores.

Gran parte del problema surge debido a los innumerables mitos que circulan por nuestra sociedad, formados todos ellos para poder consumir sin remordimiento de conciencia, o en el caso de los traficantes, para seguir enriqueciéndose. Sin embargo, la baja edad de comienzo del consumo (en lo que a capacidad de razonar se refiere) y el fácil acceso que tienen los adolescentes, son puntos nada despreciables sobre los que también habría que incidir, ya sea desde la educación parental y/ó desde las autoridades oportunas.

¿Sabe el adolescente que el consumo habitual provoca una serie de daños orgánicos y psicológicos? ¿Cuáles son?

  • El hecho de fumarse sin filtro, aspirando profundamente el humo, reteniéndolo en los pulmones y apurándolo hasta el final, favorece enfermedades como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar o el cáncer de pulmón. Además, su efecto broncodilatador potencia la absorción de sustancias tóxicas.
  • Altera el sistema cardio-circulatorio, provocando taquicardia, por lo que las personas con hipertensión o insuficiencia cardiaca pueden sufrir un empeoramiento de su sintomatología.
  • Existen datos que indican que podría haber un aumento de la incidencia de depresiones y psicosis por el consumo crónico de esta sustancia. El impacto psicológico del consumo de cannabis tiene una especial relevancia, dado que quienes lo utilizan principalmente son los jóvenes. Provoca dificultades para estudiar, al disminuir las funciones de atención, concentración, abstracción y memoria, obstaculizando, por tanto, el aprendizaje. Puede causar reacciones agudas de ansiedad y, en personas con predisposición a padecer trastornos mentales, puede provocar la aparición de estos trastornos o agravar los que ya se padecen. Cada vez hay más datos que demuestran el efecto perjudicial del consumo de cannabis asociado a la conducción de vehículos, especialmente si se combina con alcohol, lo que hace que aumente el riesgo de accidentes.

Además de a corto plazo, ¿existen efectos a largo plazo?

  • Problemas de memoria y aprendizaje. Peores resultados académicos. Abandono prematuro de los estudios. Dependencia (7-10 % de los que lo prueban).
  • Trastornos emocionales (ansiedad, depresión) y de la personalidad. Enfermedades bronco-pulmonares y determinados tipos de cáncer. Trastornos del ritmo cardiaco (arritmias).
  • Abandono del grupo de amigos no consumidores. Desinterés por actividades que no tengan relación directa con el consumo. Preocupación por disponer de cannabis.
  • Psicosis y esquizofrenia (especialmente en individuos predispuestos). El consumo de cannabis puede dar lugar a varios tipos de trastornos mentales, entre los que se incluyen los trastornos psicóticos. Su consumo aumenta más de cinco veces el riesgo de padecer psicosis a lo largo de la vida. Cuanto antes se comienza a consumir y más frecuente es el consumo, mayor es el riesgo. Sin olvidar que ésta situación se puede originar por el solo hecho de fumar el primer porro, no haciendo falta un consumo prolongado.

¿Cuáles son las situaciones y edades que corren un mayor riesgo?

En relación a lo comentado anteriormente, hay situaciones en que el riesgo se dispara, y un único consumo puede provocar reacciones muy agudas y para toda la vida.

Sin duda, la más preocupante de las situaciones es la adolescencia. El cannabis provoca cambios neurobiológicos durante el periodo de maduración cerebral. El inicio temprano del consumo se asocia con la aparición de trastornos mentales en la edad adulta, como la ansiedad, la depresión y la psicosis, y con un mayor consumo de otras drogas en el futuro, con más dificultad para dejar de consumir, con problemas de rendimiento escolar y con el abandono prematuro de los estudios.

Es por ello, que hay que hacer todo el énfasis posible en este sector de edad, dando información veraz, y concienciando con casos reales que muestran la cruda realidad de quien un día, menospreció los efectos secundarios de la famosa sustancia.

¿Cuáles son los mitos que habitualmente maneja una persona que consume?

A continuación, se dan varios ejemplos de mitos y realidades que suelen jugar a favor en el momento en que el adolescente tiene que decidir si consume o no (o si vuelve a consumir y sigue consumiendo).

Mito: “ Se necesita consumir drogas por mucho tiempo para que empiecen a hacer daño”.

Realidad: Existen riesgos, a veces graves, desde la primera vez que se consume una droga adictiva (psicosis, ataque cardiaco, convulsiones, pánico, etc).

Mito: “El cánnabis no produce adicción, su consumo puede controlarse”

Realidad: Está científicamente demostrado que su consumo continuado y prolongado produce tolerancia, dependencia y un síndrome de abstinencia característico. Anualmente cerca de 5.000 personas inician tratamiento por problemas de abuso o dependencia del cánnabis en España.

Mito: “Los adolescentes son demasiado jóvenes para convertirse en adictos”.

Realidad: La adicción o la farmacodependencia puede desarrollarse a cualquier edad. Incluso un recién nacido puede serlo si su madre es adicta y consumió drogas durante el embarazo.

Mito: “Quien consume droga puede dejar de hacerlo cuando quiera”.

Realidad: Quien ya es adicto sólo puede abandonar la droga con ayuda de un programa de recuperación y la asistencia de un experto.

Mito: “Es un producto natural, inocuo”.

Realidad: Que sea una droga de origen natural no supone, que no tenga efectos negativos sobre la salud. El tabaco también es un producto natural y su consumo es una de las principales causas de muerte en el mundo. El tabaco y el opio también son naturales y nadie duda de sus riesgos. El consumo de cannabis provoca alteraciones en el funcionamiento normal del cerebro.

Mito: “El cannabis tiene efectos terapéuticos, por lo que no debe ser malo fumarse un porro de vez en cuando”.

Realidad: Los usos médicos del cannabis se realizan de manera controlada y no tienen nada que ver con su uso recreativo. También existen medicamentos derivados del opio y nadie piensa que sea sano consumir heroína.

Mito: “Fumar cannabis perjudica menos que fumar tabaco”.

Realidad: El cannabis contiene muchos de los cancerígenos y mutágenos del tabaco y mayor cantidad (un 50 % más). Además, la forma de consumirlo (fumada, sin filtros y con aspiraciones profundas) aumenta los riesgos de padecer cáncer. Tiene efecto broncodilatador, lo que favorece la absorción de las sustancias tóxicas, y al igual que ocurre con el tabaco, también es perjudicial para las personas fumadoras pasivas.

Mito: “El hachís o la marihuana tienen efectos menos nocivos que el alcohol o el tabaco”.

Realidad: Los efectos de estas sustancias no son en absoluto equiparables, aunque esto no haría del cánnabis una sustancia inocua. El consumo de tabaco y alcohol producen, respectivamente, más de 55.000 y 12.000 muertes anuales en España.

Mito: “El cánnabis tiene efectos terapéuticos”.

Realidad: Los usos médicos del cánnabis se corresponden en su práctica totalidad con fármacos obtenidos en laboratorio, y no con el hachís o la marihuana. El consumo de hachís o marihuana con fines recreativos no tiene ninguna utilidad terapéutica.

Mito: “Las drogas alivian el estrés y ayudan a soportar los problemas”.

Realidad: Ciertas sustancias pueden hacer que los problemas se olviden durante su efecto. Pero cuando éste desaparece, los problemas continúan existiendo, y en muchas ocasiones aumentados por efectos secundarios biológicos ó sociales.

Mito: “Los efectos de la marihuana desaparecen en unas cuantas horas. Cuando pasa el efecto y se recupera la normalidad, significa que toda la droga ya ha sido eliminada del cuerpo”.

Realidad: Las drogas se eliminan lentamente. Los trastornos de la memoria, la concentración, la incoordinación y los reflejos pueden durar hasta tres días después de una sesión de consumo y la marihuana puede durar en el organismo hasta 30 días después.

Mito: “Se puede saber y “sentir” si la marihuana ha sido ha sido adulterada con otras sustancias. Si se compra la droga a los vendedores conocidos se asegura la pureza”.

Realidad: Como las drogas adictivas no médicas son ilegales, nadie puede asegurar su pureza. De hecho, se ha comprobado en multitud de redadas policiales que al analizar el cannabis (hachís) incautado, éste contenía muy diversas sustancias químicas tóxicas. Por ello, difícilmente se puede “asegurar, saber ó sentir nada”

Mito: “El hachís y la marihuana no son realmente drogas”.

Realidad: Son drogas con un impacto muy negativo en el comportamiento y la salud física y mental de sus consumidores. Pero además, son ilegales, estando sancionados por la legislación en vigor:

  • El consumo en lugares públicos es una infracción grave, sancionada con una multa de 300 a 30.050 €.
  • El cultivo, elaboración, tráfico, promoción del consumo o su posesión para tales fines se sanciona con penas de prisión de uno a tres años y multa.
  • La conducción de vehículos a motor bajo la influencia del cánnabis está sancionada con penas de arresto, multa y privación del derecho a conducir de uno a cuatro años.

Mito: “La juventud consume cannabis porque está prohibido, si se legaliza se consumiría menos”.

Realidad: Las drogas que más se consumen entre la juventud son el alcohol y el tabaco, y éstas son legales. Además, en el consumo, más que la prohibición, influye la facilidad para conseguir la sustancia y el grado de aceptación social de la misma.

Como se observa, los mitos abarcan distintas áreas. Desde el posible daño que hacen o no hacen, hasta poner en tela de juicio el inexorable hecho de que son drogas. Vemos que todo concienciación es poca, pero sin duda, si existe alguna posibilidad de ejercer la adecuada influencia en nuestros jóvenes, solo cabe una vía, y es unir el máximo de información, con la educación parental, y las acciones específicas de los diferentes agentes sociales (colegios, psicólogos, médicos, políticos y policía).

BIBLIOGRAFIA.

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